Cuando el aquelarre constructivo del último decenio ha acabado provocando en el país un notorio exceso de edificios y viviendas que la población no alcanza a comprar ni a alquilar, el reciente paquete de medidas reafirma la decisión de que el Estado compre suelo a las empresas inmobiliarias para promover la construcción de 200.000 viviendas, esta vez de precio protegido. Es como si al obeso enfermo de indigestión se le da como remedio una buena fabada.
Semejante despropósito, soslayado en el debate sobre el estado de la nación, obliga a recordar que diagnosticar bien los males del organismo económico es el primer paso para aliviarlos, en vez de agravarlos gastando en ello el escaso dinero público disponible.
El problema estriba en que los intereses inmobiliarios imperantes pesan tanto que a veces prohíben ver lo evidente: que el pasado boom inmobiliaro ha desplazado el problema desde la escasez de viviendas y locales hacia el exceso y desocupación de los mismos, haciendo que España tenga ya más viviendas y más kilómetros de autopistas e infraestructuras per cápita que todos los países de la UE.
José Manuel Naredo: Más viviendas contra la crisis inmobiliaria.
Auge y caída del sector inmobiliario español ~ La crónica de la burbuja del ladrillo desde sus inicios
24 mayo 2009
La indigestión inmobiliaria
El economista José Manuel Naredo apunta a la raíz del problema que nos trajo el 'boom' para explicar lo equivocado de la política de vivienda que promueve nueva construcción para salir de la crisis inmobiliaria:
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