25 enero 2004

Estadísticas, para qué os quiero

Dos ejemplos de los fallos, lógicos pero enmascarados durante la presentación de los datos, que se cometen en la elaboración de estadísticas. De un lado tenemos el dato del endeudamiento de las familias. Debidamente resaltado por el Banco de España, pero que es aún más grave si hacemos notar algo que puede pasar inadvertido: la principal motivo son las hipotecas para la adquisición de vivienda. Claro, dirán algunos, cómo olvidar que la vivienda es la responsable de tan espectaculares deudas. Sin embargo, a nivel macro el dato se puede escapar sin que lo analicemos: es una señal más de la preponderancia de un sector y una inversión poco productivos, síntoma de mala salud de la economía.

«El endeudamiento de los hogares españoles superó por primera vez en la historia los 500.000 millones de euros en el tercer trimestre de 2003 (500.022 millones), lo que supone un incremento del 14,7% en relación al mismo periodo del año anterior, según datos del Banco de España. (...) En el tercer trimestre, la deuda financiera de las familias creció fundamentalmente por el incremento de los préstamos a largo plazo (un 16,1% más que en el mismo periodo de 2002), que se situaron en 393.457 millones de euros.» (Noticia en Elmundodinero).

Y de otro lado, el cálculo del IPC: este índice de precios no tiene en cuenta, justamente, el precio de la vivienda. Lo señala Jesús García: «Resulta que en ese famoso epígrafe de “vivienda”, que hasta noviembre creció un 4%, está reflejado el precio de los alquileres; sumados algunos gastillos de electricidad y gas y esas minucias cotidianas. Es decir, que en el IPC no aparece uno de los principales motivos de preocupación de los jóvenes y no tan jóvenes, uno de los motores de nuestra economía, uno de los sectores en los que se ha desbordado la demanda. Y no hablemos de burbuja, no vaya a ser que explote.» «La cesta de la compra, la vivienda y el cariacontecido ciudadano».

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